El lobo ártico vive en lugares donde el frío es extremo, y debido a esto posee dos capas gruesas de piel que lo protegen de las bajas temperaturas. La capa externa de piel se hace más gruesa cuando está llegando el tiempo de invierno. Esta capa ayuda a formar una barrera impermeable en su piel, ayudándoles a mantener la temperatura corporal incluso cuando hace bastante frío.